Para cuando Zaki y el mayordomo disfrazado volvieron, la pareja ya los estaba esperando frente a la casa. Al ver al anciano, los ojos de Davi se agrandaron.
—¡Ah, abuelo! —exclamó y se lanzó inmediatamente hacia él, dejando atónitos a Zaki y Sei, mirándose uno a otro, como repitiendo la palabra "abuelo" en sus mentes.
—Oh, ha pasado mucho tiempo, Señorita, ¿cómo has estado? —preguntó el viejo con una agradable sonrisa. En tan solo un instante se convirtió en una persona completamente diferente a su dominante identidad habitual. Al ver la expresión en el rostro del viejo y su manera increíblemente amable de hablar con ella, los dos hombres volvieron a intercambiar miradas. Per por supuesto, el más sorprendido era Sei. No esperaba que el anciano ya fuera tan cercano a su esposa, ni que ella lo llamara abuelo.
—Abuelo, ¿serás el mayordomo sustituto otra vez? —preguntó Davi y el anciano asintió amablemente.