¡Boom! ¡Boom, Boom, Boom, Boom!
En un campo de entrenamiento hecho del mejor acero, un animal gigante de más de veinte metros de largo estaba entrenando solo. Parecía un león, solo que varias veces más grande, con escamas sólidas de color rojo brillante en todo su cuerpo. Las cuatro garras de la bestia tenían la misma característica de cierto tipo de águila y dejaban huellas profundas en el suelo después de solo un arrebato casual. La cola de la bestia era tan fuerte como la de un cocodrilo.
Se escuchaban ruidos de frotamiento excesivo incluso cuando simplemente se deslizaba en el suelo. La parte más llamativa de la bestia no eran las alas anchas y afiladas de su espalda, sino las tres cabezas que salían del grueso cuello, como si tres enormes serpientes de diferentes colores hubieran sido trasplantadas en el grifo por la fuerza. Las tres cabezas de serpiente estaban llenas de espinas y espuelas, lo que las hacía parecer los martillos más intimidantes.