Sheyan ni siquiera parpadeó cuando lo golpearon. Permaneció tan firme como una roca.
En cambio, fue Melody quien gritó. Tiró de ese arco largo suyo de aspecto ordinario que contenía una fuerza destructiva. Un rayo cegador de luz verde salió volando desde la proa para obligar al guía local que hirió a Sheyan a retroceder un par de pasos. Cuando los puntos de luz verde se disiparon en medio de su grito, apareció un gran agujero donde debería estar su palma. Su hueso blanco sobresalía misteriosamente de la herida.
Sheyan decidió agregar sal a la herida. Silenciosamente dio un paso adelante y apuñaló profundamente en el abdomen del local. El local gimió en extrema agonía cuando Sheyan lo usó como escudo humano.
Inmediatamente fue golpeado por algunas hachas arrojadizas, que le quitaron la vida. Un cóctel Molotov se hizo añicos en su espalda para encenderlo en llamas. Solo entonces Sheyan pateó al pobre tipo.