Entre las mujeres que Xiao Yan conocía, si uno fuese a discutir sobre su entango y glamur, sólo Ya Fei de la Ciudad Wu Tang sería capaz de compararse con esa mujer.
—*Glup* —mirando a esa mujer encantadora, la garganta de Xiao Yan se movió un poco. Su palma se movió gradualmente hacia su pierna y le dio un fuerte pinchazo. El dolor intenso le permitió recuperar algo de su consciencia. Pasando su mirada hacia el lado de la mujer, él se dio cuenta de la cola verde bajo el agua transparente del lago. Ésta se movía, liberando una salvaje sensación seductora.
—Persona Serpiente… —Xiao Yan murmuró suavemente. Sus ojos se entrecerraron y, un instante después, el shock cubrió su rostro. Él se dio cuenta que, incluso con su Percepción del Alma, él era incapaz de descubrir qué nivel había alcanzado esa mujer desnuda.