El frío viento de la noche helaba el corazón. Bajo la brillante luna, Sammy sintió que su cabeza estaba mucho más clara que durante el día, cuando el sol estaba alto.
No obstante... bostezó de nuevo. Pensó que una noche tan hermosa debería dejarse para dormir, el cual era el mayor entretenimiento de la vida.
El fantasma detrás de él alargó su mano derecha. Antes de alcanzar la puerta, ya se había abierto.
—Donnie, ¿has rellenado el formulario? —Sammy entró en el dormitorio y preguntó con tranquilidad, pero ya sabía la respuesta. Donnie nunca se echaba atrás siempre que había tomado una decisión.