"..."
Huo Chen fue sacudido por sus palabras.
Podía ver el profundo dolor que estaba sintiendo a través de sus ojos inyectados en sangre. Su piel pálida se sonrojaba con un tono antinatural de rojo y cuando habló, había una extraña ronquera.
"Yang Yang, lo siento mucho, solo..."
Había pasado más de un mes desde que regresó del Triángulo Dorado, pero retrasó la prueba de la muestra de sangre que traía día tras día.
Hasta ayer.
Hace una hora, obtuvo los resultados de la prueba...
Ese charco de sangre pertenecía a Wen He.
Ya no había ninguna razón para que él creyera que ella sobrevivió a la caída.
Huo Chen parecía un desastre. Su ropa estaba toda arrugada y ya no podía mantener la apariencia tranquila que siempre mostró en el pasado.