—Oooooh... —gimió Lu Zhaoyang mientras se frotaba la barriga.
«Debo terminar esta actuación o Xiang Jinxi sabrá que lo estuve fingiendo todo el tiempo...».
Ambos se metieron en el ascensor. Al escuchar el ruido de la polea sobre el elevador, Xiang Jinxi bajó la cabeza y observó a la dama que estaba a su lado sollozando.
—¿Todavía duele?
—S-sí... Mhmm... —Forzó su respuesta de manera concisa.
Al siguiente momento la vista de Lu Zhaoyang subió mientras Xiang Jinxi la levantaba como una princesa en sus brazos, pensando que iba a acelerar su camino al hospital, aunque Lu Zhaoyang se asustó tanto que casi gritó.
«Dios, la ley de Murphy, muchachos. No me sorprendería ver a Huo Yunt…».
Y allí lo vio. Huo Yunting, junto al ascensor.
Las cejas relajadas de Huo Yunting se fruncieron inmediatamente al verlos a ambos cuando se abrió el ascensor. —Oooh... —El ceño se hizo más serio cuando escuchó a Zhaoyang.