En un abrir y cerrar de ojos, Lu había sido devorada completamente por sus brazos, como una mariposa con un atrapamoscas. Ella estaba sentada entre sus muslos, con una columna en su espalda.
—¡Vamos! Compórtate, ¿sí?¿Puedes finalmente dejar de comportarte de manera indecente en público?—Su cuerpo se tensó, mirando cuidadosamentea sus alrededores.
Huo Yunting envolvió sus manos sobre la cintura de la mujer, sus finas cejas se elevaron mientras susurraba:—¿Qué puedo hacer? No me puedo comportar si estoy frente a ti.
—Por favor. Deja esas frases empalagosas. Dime, ¿para qué me llamaste?
—¿Has leído las noticias esta mañana?—dijo Huo, extendiendo su espalda, como estirándose.
Lu se quería sentar derecha, pero el agarre era muy fuerte.—Yo no soy en la mira.
—Lo sé.—Todos sabemos lo que le hubiera pasado a Lu si hubiese sido ella.
—¿Así que, lo hay hecho tú?—Lu percibió el trasfondo de su tono al preguntar.