Lu Zhaoyang se sentía intranquila luego de la llamada de Madam Xue, y Huo lo notó cuando ella entró a su oficina.
—¿Qué sucede?—preguntó Huo, girando su bolígrafo.
—Nada.
—No digas mentiras tontas frente a mí. Escúpelo.
Lo que había dicho Lu era una mentira, y su rostro literalmente se parecía al de una dama en apuros de una película romántica.
«Quiero decir, si no quieres que te moleste tanto, ¿por qué no aprendes a mantener alejada de mí esa expresión?».
—Estaba pensando en cómo Huang Dong gastaría el dinero si le dieras un billón como su sponsor —dijo Lu, con una razón al azar para que su expresión pasara a segundo plano.
—¿Oh?¿Por qué?¿Quieres unirte tú también a su riqueza?—Huo levantó sus cejas, mientras que el bolígrafo que estaba girando aterrizó en la mesa.
—¡P… por supuesto que no! Tú vales mucho más que un billón—respondió Lu rápidamente para apagar el incendio.