QiuRan comenzó a cantar algo antes de que Huo Yunting se retirara del pabellón.
El equipo de doctores que estaba esperando nervioso en la puerta, se abalanzó sobre él al salir del pabellón. Pero el presidente no estaba de humor para entretener a los incapaces especialistas, por lo dejó el lugar sin emitir palabra, yéndose para el atardecer.
El mundo color mermelada lucía brillante en la luz de la tarde mientras que lo que quedaba del calor del sol avivaba el mundo. Era una vista pacífica, a excepción de aquel hombre que corría hacia el horizonte.