Huo Yunting estiró su mano, pero en vez de agarrar la taza, la empujó.
¡Pum! La taza aterrizó en el piso y se rompió en pedazos.
Fragmentos de vidrio y agua se esparcieron al lado de los pies de Mo Shan. Ella, sorprendida, dio unos pasos hacia atrás.
—Dije café.
Huo Yunting miró a Lu Zhaoyang frívolamente, sin haberse dado cuenta de las manchas de agua en su pantalón.
Lu Zhaoyang miró la taza rota en el piso, tomó la caja de pañuelos de su escritorio y dio vueltas alrededor de Huo.
No se agachó inmediatamente para juntar las piezas rotas. En cambio, giró su cabeza hacia el costado para mirar a la señorita Mo.—Lamento haberla asustado, señorita Mo. ¿Podría correrse así no se lastima, por favor?
Mo Shan sintió algunos fragmentos romperse bajo sus suelas, y rápidamente levantó su bolso. La sonrisa en su rostro lucía forzada.