Sacó una navaja de la nada y cortó las sogas que ataban sus muñecas, la levantó y la cargó fuera del depósito mientras se escuchaban gritos y disparos.
Lu Zhaoyang estaba rendida en sus brazos, la esencia del cuerpo de Huo la abrumaba. Su elegante mandíbula, su atractivo cuello, el blanco collarín de su camisa, y su vagamente expuesta piel bajo dicha prenda. Todo sobre él gritaba por su atención.
Se mordió aún más fuerte para mantenerse cuerda, y se sostuvo con fuerza a su camisa hasta que la bajó en el asiento trasero del coche.
Lu Zhaoyang se acurrucó en el asiento trasero mientras Huo Yunting encendió el coche y aceleró lejos del depósito.
Las manos de Huo Yunting estaban firmes en el volante. Pisó el acelerador. Su atención estaba dividida entre el tráfico y la condición de Lu.
La cara de Lu Zhaoyang estaba sonrojada. Ya había abierto el cuello de su camisa pero seguía apretando los dientes con fuerza.