Realmente quería darle a su hijo un cumpleaños feliz y memorable. Había rechazado muchos negocios y había terminado sus reuniones temprano sólo para regresar a casa y darle una sorpresa a su hijo.
¡Nadie esperaba que aquella celebración de cumpleaños terminara en un fiasco!
El hombre salió del consultorio del médico a pasos agigantados.Song Enya, quien le seguía, quería decirle algo, ¡pero se detuvo cada vez!
La gran imagen de ese hombre en su corazón era insustituible.
A ella le había encantado estar cerca de él desde que eran niña.
Si siguiera las tradiciones, como su madre, Jiang Qimeng, ella tendría que dirigirse a él como tío.
Sin embargo, encontraba aquel término demasiado formal y distante. Ella prefería llamarlo Hermano Mu, que sonaba más íntimo a sus oídos.
Su secreta admiración por él crecía con la edad, y gradualmente, se convirtió en un enamoramiento y adoración.