No obstante, con una mirada decidida y concentrada en su rostro, su mano se aferraba a una manilla de seguridad dentro de la cabina y la otra sostenía firmemente el brazo de Youyou.
Yichen se aferraba a su valiosa vida con ambas manos. Sin notarlo, se había estado mordiendo el labio inferior por el esfuerzo, y aquello causó que una mancha de sangre se filtrara a través de la comisura de su boca.
Youyou intentó sujetar la puerta de la cabina con la otra mano, pero la distancia estaba fuera de su alcance, así que al final sólo pudo darse por vencido.
El tiempo pasaba.
La fuerza física de Yichen se agotaba.
Luchaba por mantener los ojos abiertos, e incluso cuando las gotas de sudor entraban en ellos y le ardían, no se atrevía a parpadear.
Al mirar a su hermano, lentamente abrió la boca.
―Youyou, me temo que no puedo aguantar mucho más.
Él sabía el límite de su fuerza. Diez minutos era lo máximo que podría sujetarlo.