Los sutiles movimientos de Yun Shishi despertaron al hombre.
Siempre había tenido el sueño liviano. Cuando era más joven, su abuelo lo había enviado al campamento militar para que tuviera entrenamiento especial. En ese lugar, desarrolló un increíble sentido de alerta, por lo que se despertaba con facilidad ante cualquier movimiento, por muy leve que fuera este.
—¿Estás despierta?
Él inclinó su cabeza para acercarse a ella. Su aliento caliente entibió sus mejillas y estas se sonrojaron.
Su voz somnolienta y barítona, que era muy atractiva para ella, sonó perezosa y ronca.
Su corazón se sobresaltó, alarmado con esa pregunta.
Ella no respondió y, en su lugar, cerró los ojos y se quedó quieta como una piedra.
Esta era la primera vez que dormía con un hombre. Estaba tan nerviosa que no podía respirar bien. Su extremo nerviosismo la hacía respirar de manera errática y tuvo que mantener la respiración.