Los labios de Gu Jingze eran tan suaves que su preocupado corazón perdió toda su fuerza. Cuando él la mordió, ella no pudo evitar comenzar a corresponderle. Así como así, comenzó a ponerse más y más caliente...
Gu Jingze frunció el ceño. Sabía que no sería capaz de controlarse. Decidió que era mejor no tocarla más. Como si usara todas sus fuerzas, finalmente apartó sus labios de los de ella. Respiró profundamente y la miró.
ꟷUna vez que el bebé salga, definitivamente te tendré en la cama por tres días y tres noches para aliviar todas mis frustraciones a partir de ahora.
Lin Che seguía recuperando el aliento. Miró a Gu Jingze y dijo:
ꟷIdiota. ¿Quién hizo que te frustraras...?
ꟷHas sido tú, pequeña boba ꟷdijo mientras le mordía la nariz juguetonamente.