En el presente...
El reloj de pared sonaba como el temporizador de una bomba. Nadie podría detenerlo, hacerlo retroceder o desacelerarlo. Cada tic arrastraba a Shen Xue hacia adelante, indefenso y nervioso hacia el momento tan temido.
Sabía que las posibilidades de evitarlo eran iguales a las de evitar el latido de su propio corazón mientras latía inútilmente contra su tórax. El temor era como su hermano, un demonio que lo esperaba. Lo único que oía era el fuerte latido de su corazón.
En su piel comenzó a formarse sudor frío, se puso pálido y luego sus manos empezaron a temblar. Su cabeza se empieza a marear un poco y siente náuseas en el estómago. Lo único que podía hacer era esperar e intentar defenderse de su propio hermano.
—Hermano, cálmate. Te lo puedo explicar... —Empezó a decir, pero la fría mirada asesina de su hermano que era suficiente para congelar el océano pacífico lo detuvo.