Lu Xinyi frunció el ceño. ¿Sun Feiyan? ¿Y qué? Esa perra podría irse al infierno si quería. Sun Feiyan era una mujer hipócrita de todos modos. Lo que ella considerara lo mejor y más rentable caería en manos de Sun Feiyan a cómo de lugar.
—¿Qué pasa con ella? ¿Y qué si regresó? No tengo nada que ver con la Familia Sun de todos modos —respondió a Yuan Jin.
—¡No dirías eso si hubieras visto esto! —Yuan Jin sacó una revista enrollada de su abrigo y la dejó caer sobre la mesa.
Los ojos de Lu Xinyi se ensancharon. Dejó la taza y tomó la revista con emociones encontradas. No, ella no estaba mirando a la bella dama en la portada de la revista. Si bien a todos les puede encantar esa hermosa sonrisa plasmada en el rostro de Sun Feiyan, Lu Xinyi veía más allá de eso.