¿Casada? No. Imposible.
Gong Yijun no podía creer que había perdido de esa manera a Lu Xinyi. Había tratado de mantenerla con él por años, con la esperanza de que un día se casara con él. A pesar de la complicada relación que tenía Lu Xinyi con la familia Sun, aun así, era considerada parte de la familia. Si él iba a casarse con ella, la herencia de Lu Xinyi iba a ser de él también, sin mencionar los libros de receta de ella.
—Xinyi. Por favor, dime que estás bromeando.
Shen Yi se enfureció al escuchar a Gong Yijun decir el nombre de su esposa de nuevo, pero contuvo el enojo ¿Quién bromearía sobre estar casado? Mientras que estaba contento de que Lu Xinyi nunca le negó como su esposo, eso no significaba que no intentaría poner en su lugar al ex novio.
Lu Xinyi puso cara de poker, sin importarle más como Gong Yijun se sentía sobre lo que acaba de decir. Dejó que Shen Yi la llevará más cerca de él.
—Ciertamente, estoy realmente casada con él. Espero que te olvides de mí. No quiero ver más tu cara. Se feliz con Meng Jiao. Estoy muy segura de que te hará feliz, especialmente en la cama —dijo fríamente.
—¡No! Xinyi, no entiendes ¡Tú eres a quien amo! —le rogó Gong Yijun a Lu Xinyi. Quería sacarla del agarre de otro hombre. No se daba cuenta de la mirada penetrante de Shen Yi.
—Sé que me equivoque ¿Puedes por favor perdonarme? Me prometiste que sin importar que pasara, siempre me elegirías a mí y que nunca te casarías con un hombre que tu familia había elegido para casarse contigo. Xinyi, por favor. Por favor, vuelve conmigo.
La cara de Meng Jiao se retorció de furia ¿Por qué todavía elegía a Lu Xinyi por sobre ella?
Lu Xinyi arqueó una ceja ¿Quién dijo que se casó con el hombre que la familia Sun quería?
—¿No se puso celoso tu trasero de tu boca por la cantidad de porquería que salió de ella? ¿De verdad crees que soy tonta?
No quería renunciar a ella, no de ese modo. Había sido un estúpido por haber lastimado a Lu Xinyi. Mientras que Meng Jiao era hermosa e inteligente, los antecedentes de su familia y las habilidades culinarias eran mucho más inferiores que las de Lu Xinyi.
Gong Yijun dio un paso hacia adelante para apartar a Lu Xinyi de los brazos de ese extraño, pero no esperaba que ese hombre lo detuviera. Shen Yi le agarró la muñeca con fuerza y lo empujo lejos de su esposa. Gong Yijun perdió el equilibro y se tambaleó hacia atrás antes de caer al piso con los ojos bien abiertos.
—¿Estás sordo? ¿No te dijo mi Xinyi que no quiere volver a verte de nuevo? ¡Fuera! —dijo Shen Yi con enojo.
Meng Jiao ayudó rápidamente a Gong Yijun a levantarse. Ella también estaba sorprendida por las revelaciones de ese día. Nunca pensó que Lu Xinyi iba a vencerla de nuevo y hacerla sentir inferior. Estaba llena de rabia. Esa maldita Lu Xinyi estaba un paso delante de ella y todavía estaba en el corazón de Gong Yijun después de todos esos años.
¿Cómo hacia Lu Xinyi para siempre tener suerte, mientras que ella siempre le tocan las sobras?
Gong Yijun se estabilizó y le dio un poco de miedo la mirada en la cara de Shen Yi. Aunque no sabía quién era ese hombre, el aura de intimidación era evidente. Tenía mucho miedo de decirle una palabra al nuevo esposo de Lu Xinyi. No debía atreverse a ofenderlo más o sino…Si ese era el hombre que la familia Sun había elegido para que se casara con Lu Xingi, entonces el también debía de venir de una familia respetable.
—Cariño, estoy cansada ¿Podemos irnos a casa? ¿Puede Xiulan quedarse conmigo por un tiempo? —le pidió Lu Xinyi a su esposo.
Ella había tenido suficiente drama por ese día. Le estaba empezando a dolor la cabeza y de verdad quería irse a la casa y relajarse un poco. Sus ojos se encontraron con la mirada celosa de Meng Jiao. Todavía no podía entender por qué la amiga la había traicionado ¿Siempre había sido así? ¿Realmente ella no conoció la verdadera actitud de ella?
—Okay —dijo Shen Yi. Ahora sabía el real marcador entre su esposa y esos dos idiotas—. Entonces, vamos. Manejare y te llevaré a casa.
Con un brazo todavía alrededor de la cintura de su esposa, Shen Yi salió del negocio con Lu Xinyi. Lu Xiulan y Qiao He los siguieron.
—¡Xinyi! Eso fue increíble. Deberías haber visto la cara de Meng Jiao cuando Gong Yijun te rogó para que volvieras con él —dijo Lu Xiulan riendo. El show de antes había sido algo entretenido—. Qué mal que no podamos hacer nada sobre las recetas que se llevaron del recuerdo del tío —dijo con un suspiro.
—¿Se llevaron las recetas de tu padre? —le preguntó Shen Yi a Lu Xinyi.
—Sí, pero como acaba de decir Xiulan, no pude hacer nada para recuperarlas —asintió Lu Xinyi
Shen Yi no dijo nada más. Lu Xinyi creía que no había manera de recuperarlas, pero el sí.
—Xinyi, tienes suerte —dijo Lu Xiulan con una sonrisa amarga.
Lu Xinyi giró la cabeza hacia su prima y notó la expresión triste en su rostro ¿Tenía algún problema?
Como había dicho antes Shen Yi, manejó y la llevó de vuelta a la casa con Lu Xiulan. Uno de los empleados de él iba a recuperar el auto de ella, el cual había quedado olvidado en el estacionamiento. Tan pronto él las dejó en la casa, Shen Yi volvió a trabajar.
—¿Por qué? —preguntó Lu Xinyi. Estaba sentada en el piso y jugaba con los perros, mientras que Lu Xiulan estaba sentada en el sillón tomando té. Acababan de terminar de ver una película de terror.
—A Shen Yi parece que le importas. Me gustaría que alguien se preocupara por mí también —Lu Xiulan suspiró y se pasó los dedos por el pelo—¿Cuantos sapos debo besar antes de conocer a mi príncipe encantador?
—¿Creí que estabas viendo a alguien el país D? —Lu Xinyi le dio una palmadita en la cabeza de Mallow, antes de darle un premio.
—No, no estábamos juntos —dijo Lu Xiulan riendo y puso la taza en la mesa ratona.
—Pero creí que estaban bien. —Lu Xinyi recordó que Lu Xiulan había conocido a alguien en el trabajo y había empezado a salir con él.
—Xinyi, no saliste con nadie aparte de Gong Yijun, ¿no? Las mujeres pueden fingir orgasmos, pero los hombres pueden fingir una relación completa. —Lu Xiulan se sentó en el piso con su prima y jugó con Milktea, que estaba peleando con Mallow para tener la atención de Lu Xinyi.
—¿Qué pasó? ¿Te engañó?
—No ¿Cómo pudo engañarme cuando ni siquiera estábamos juntos? —Xiulan le pasó la botella de agua a Lu Xinyi. Esta abrió la tapa y vertió el contenido en el tazón vacío de los perros.
—¿No está listo para comprometerse contigo?
Lu Xiulan se encogió de hombros antes de recostarse contra el sillón detrás de ella. Los ojos miraron el gran y alto techo de la casa de Shen Yi.
—Es doloroso esperar u olvidar a alguien, pero creo que es más dolorosa cuando no sabes si esperar u olvidar.
Lu Xinyi se acostó en el piso con la cabeza en el regazo de Lu Xiulan. No había visto a su prima por meses y esa era la primera vez que la veía así de triste.
—El amor apesta —concluyó Lu Xinyi.
—Definitivamente. El amor apesta —coincidió Lu Xiulan—. Oye, ¿crees que Gong Yijun nunca te devuelva el libro de recetas del tío que te saco?
Lu Xinyi hizo una mueca. No esperaba que se los devolviera. Cuando el negocio de la madre de Gong Yijun empezó a perder clientes, este se desesperó por ayudar a la madre a salvar el negocio familiar.
Una vez, él descubrió el libro de recetas de Lu Xinyi en su cuarto cuando visitó su departamento y se lo llevó sin su permiso. Obviamente, ella descubrió lo que había hecho y le pidió que se lo regresara. Gong Yijun se rehusó, pero le ofreció trabajo en la confitería a cambio.
Al pensar en eso, Lu Xinyi se dio cuenta de por quéél le había ofrecido quedarse en su departamento, cuando a ella la echaron de su anterior casa ¡El bastardo estaba ojeando los otros libros!
—No, no lo creo. Se lo llevó hace tres años y no lo he vuelto a ver desde entonces —dijo Lu Xinyi.
—¿Qué? Eso es decepcionante. Esperaba poder comer alguno de los postres del tío de nuevo. Ha pasado mucho tiempo desde que comí uno—. Lu Xiulan hizo una mueca, mientras que pasaba una mano por la suave piel de Milktea.
—¿No nos enseñó cómo hacer tu favorito: Banana caliente en leche de coco? —preguntó Lu Xinyi.
—¡Pero eso es básico, Xinyi! Lo que no entiendo es por qué no puedo hacerlo delicioso como tú y el tío ¡Ya sé! ¡Hazme uno ahora!
Lu Xiulan sacudió los hombros de su prima para que se levantara y le preparara el postre que tanto deseaba.
—¿Qué? ¿Ahora mismo? Pero si acabamos de comernos una pizza entera.
Lu Xiulan insistió y arrastró a Lu Xinyi a la cocina. Se lavaron las manos antes de preparar los ingredientes.
—Tienes suerte de que Madam Jin hizo las compras más temprano. Tenemos un poco de leche de coco en la heladera —Lu Xinyi miró a su prima asaltar la heladera. Ya estaba masticando una banana cuando le dio a Lu Xinyi los ingredientes que necesitaba.
—Te voy a ayudar. Cortare las bananas, mientras que tú hierves la leche de coco. Déjame ver cuando azúcar le pones, ¿de acuerdo? —le pidió Lu Xiulan.
—Solo necesito dos bananas, Xiulan y, por favor, no te comas el resto de ellas.
En una olla mediana, Lu Xinyi hirvió una taza de leche de coco, mientras que Xiulan cortaba las bananas. Una vez que empezó a hervir, llamó a su prima para que viera cuanta azúcar y canela molida agregaba. Añadió ambas cosas y, luego, las revolvió en la mezcla para que se disolvieran.
—No sé cómo lo haces, Xiulan, pero papa dijo que tenemos que agregar dos cucharadas de azúcar y un cuarto de cucharadita de canela molida por cada taza de leche de almendras ¿Cuánto agregas tú?
Lu Xiulan se rascó la cabeza y se rió de forma extraña. Realmente, no media los ingredientes cuando cocinaba—. No lo sé—confesó.
—¿No lo sabes?
—No, pero, por lo general, pongo más azúcar que canela. Sabes que no me gusta el sabor de la canela —negó Lu Xiulan con la cabeza.
Lu Xinyi agregó las bananas y volvió a hervir. Luego, bajo el fuego y dejó que hiervan a fuego lento, hasta que las bananas se pusieran blandas. Lu Xiulan preparó unos tazones pequeños y se los pasó a Lu Xinyi. Ya se le caía la baba con solo el olor.
—Oye, me estaba preguntando ¿Alguna vez conociste a tu prometido? —le preguntó Lu Xiulan.
Xinyi la miró antes de apagar el fuego y servirle un poco del postre a su prima. Lu Xiulan empezó a comer felizmente su postre favorito de la infancia. Ese era uno de esos platos que siempre le pedía a su tío que le haga, cuando todavía vivía.
—¿El prometido de quién? —La voz de Shen Yi hizo eco por toda la cocina, mientras que entraba y se quitaba la irritable corbata del cuello. El olor suave a canela y leche de coco lo atrajo a la cocina. Estaba seguro de que su esposa estaba cocinando algo delicioso de nuevo.
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