Después de hablar, Lin Yun llevó a todos de vuelta al bosque. Abrió el Libro de la Muerte y cantó una palabra. El Libro de la Muerte dejó escapar un tenue resplandor que cubrió al grupo de Lin Yun. De repente, Beta ya no podía verlos ni sentir fluctuaciones de maná.
Se puso de pie asustado y se tocó la barriga, sintiendo un ligero dolor, y sus dientes temblaron de miedo.
Levantó la cabeza y apretó los dientes e hizo lo que se le había encomendado. Rápidamente se acercó y al instante los dos dragones descendieron y bloquearon su camino.
—¿Beta? ¿Qué haces aquí? —dijo uno de los jinetes que reconoció a Beta y le lanzó una mirada desdeñosa.
Beta puso los ojos en blanco y rápidamente sacó dos cristales y los arrojó a los dos jinetes.