El cielo ante sus ojos todavía estaba muy oscuro. La profunda y oscura noche envolvía el cielo e incluso la redonda y escarlata luna trajo una deprimente y casi mortal soledad. Erin se sentó frente a la ventana, mirando los documentos de la mesa. Forzó una sonrisa al paisaje. Aunque estaba acostumbrada a cómo se veía, le parecía un poco extraño en ese momento. No se trataba solo de los recuerdos de su regreso a casa. Era más como... un cambio de humor.