Cuando Rhode llegó de nuevo a la Asociación de Mercenarios, el lugar estaba empezando a llenarse. Aunque seguía un poco desértico, estaba mucho mejor que antes. Después de que la Asociación se enteró de la llegada de Rhode, le dieron la bienvenida inmediatamente y lo llevaron a la sala de espera. Le dijeron respetuosamente que esperara un poco y luego se fueron. En este momento, Rhode caminaba tranquilamente, viendo su entorno. Después de un rato vio al viejo presidente y a Sereck caminando alegremente hacia él.
Al ver las cálidas sonrisas de los dos, Rhode frunció el ceño.
Sospechaba mucho.
Pero no dijo nada y bebió su té relajadamente como de costumbre, asintiendo con la cabeza hacia ambos. Pareció que no les importó y siguieron sonriéndole. Se sentaron frente a él y el viejo presidente miró a Sereck. Este se encogió de hombros con impotencia, luego miró a Rhode y le dijo: