En lo alto de una montaña que flotaba dentro del vasto Vacío fuera de los Tres Reinos. Esta imponente montaña tenía un millón de kilómetros de largo. Era la morada de Padre Dao Escarlata.
Un anciano con largo cabello azul estaba sentado en posición de loto. Debajo de él se encontraba un gran grupo de poderosos Dioses Empíreos e Inmortales Verdaderos, entre ellos un clon del Emperador con túnica negra.
—Ese ejército de Dioses Demonio está acabado —dijo Padre Dao Escarlata y dejó escapar un suave suspiro.
Un espejo redondo de luz flotaba en el aire que les permitía ver los resultados de la batalla. Padre Dao Escarlata había conjurado personalmente esta técnica.
—Está perdido.
—Uno de los tres ejércitos está a punto de agotarse.
—Si esto continúa...
Los Dioses Empíreos y los Inmortales Verdaderos estaban increíblemente nerviosos. En cuanto al clon del Emperador con túnica negra, solo observaba los eventos con una mirada gélida en el rostro.