—Deja de comportarte como un niño —dijo Ke Yunhai, el amor en sus ojos se hizo más fuerte—. Concéntrate por completo en tu cultivación. Es algo bueno. Desearía… que hubieras empezado a actuar así antes.
»Está bien, ve. La Pagoda Demonio Inmortal abre en tres días. Si puedes obtener algo de lo que quieres, no será en vano lo que les di para que la abran para ti —dijo Ke Yunhai y le dio a Meng Hao una profunda mirada.
Meng Hao bajó la cabeza y juntó las manos. Con la bolsa de cuero en sus manos, se fue, llevando su melancolía y otras emociones complejas con él.
Mientras miraba a Meng Hao irse, el rostro de Ke Yunhai ya no estaba sonrojado, sino completamente blanco. Aparecieron más arrugas, el aura de muerte a su alrededor se hizo más fuere. Parecía como si el fuego de su vida pudiera extinguirse en cualquier momento.