Cuando Duan Ling Tian salió de la Sala Mizar, se dirigió al Pico Dubhe. Sus ojos parecían serenos, pero en realidad dentro escondían un instinto asesino.
—Liu Shi Ge... —de repente, el rostro de Duan Ling Tian se ensombreció, como si se cubriera de una lámina de hielo y emitió un aire agobiante y helado.
Tenía este nombre grabado en su corazón.
Aunque podría desafiar a Liu Shi Ge a una batalla sobre la arena de la vida o la muerte y utilizar una inscripción ofensiva para matarlo, Duan Ling Tian no quería hacer esto.
En cierta forma, una inscripción ofensiva era casi como hacer trampa, porque así sería fácil matar a Liu Shi Ge, pero sería difícil que lo ayudara a aplacar la ira en su interior.
Quería utilizar su propia fuerza para destruir la confianza de Liu Shi Ge y hacerlo arrepentir por todo lo que había hecho hoy...
¡Esta era su arrogancia!
Podía levantarse desde donde se había caído...
Este era un hombre, ¡un verdadero hombre!