—¡Su Tong!
La expresión de Duan Ling Tian era sombría mientras hablaba en voz baja, mezclada con una severa e impresionante frialdad digna de las profundidades del infierno. Su Li, Tian Hu y Xiao Xun fueron heridos uno tras otro. La rabia dentro de su corazón se había acumulado hasta el borde de la explosión.
Su Tong retiró su fría y feroz mirada de Xiao Xun y la trasladó a Duan Ling Tian. Un destello de malicia brotó de sus ojos.
—¿Qué? ¿Acaso ya estás enojado? ¿No puedes soportarlo más?
Mientras hablaba hasta este punto, el tono de Su Tong cambió y le imprimió un tono gélido:
—Así pues, cuando usaste medios despreciables para atacar por la espalda a mi primo, Su Lan, y lo mataste, ¿pensaste alguna vez en los sentimientos de sus padres? Hoy no te mataré; solo paralizaré tu cultivo. En el futuro, si vuelves a aparecer ante mí, te mataré.