Will se marchó con tristeza. No había obtenido mayor conocimiento que el apoyo de Leylin. Aparte de eso, sintió que su padre, a quien jamás había visto antes, estaba envuelto en una capa de niebla densa.
—¿Qué pasa con Will? —Celine notó al instante la anomalía al entrar en la residencia de Leylin con una bandeja de plata—. Café recién molido, ¡lo preparé personalmente!
En la bandeja de plata, flotaba una neblina blanca sobre la taza y jarra color beige.
—¡No mucho! ¡Sólo una confusión juvenil! —dijo Leylin con una sonrisa, mientras tomaba una taza de café—. ¡El sabor es tan bueno como antes!
—Tú... ¿Cuánto tiempo te quedarás esta vez?