—¡Silencio! —al ver la escena caótica, Tyne, tras permanecer callado por largo tiempo, habló.
En ese instante, un tremendo poder espiritual atravesó el salón como una tormenta.
—Esta es la prueba para entrar a mi Jardín de las 4 Estaciones. Al que no le interese participar, la puerta está justo ahí. Siéntanse libres de irse —Tyne señaló una pequeña puerta que había al costado.
El clima del lugar se tornó demasiado silencioso.
—¡Bien! ¿Nadie quiere irse? Pues entonces, ¡que comience la prueba!
Wade observó por un segundo a los Magos que estaban debajo de él y asintió con la cabeza. Un reloj de arena dorado apareció en el centro del salón. La arena comenzó a caer, grano por grano.
Al ver que era hora de comenzar, los Magos corrieron hasta sus mesas de trabajo y se dispusieron a manipular los materiales que tenían.