No podía perseguir, pero tampoco podía no perseguir.
Esta no era la primera vez que Yang Cong se encontraba con una situación incómoda como esta en un partido en el que, sin importar lo que eligiera, no ayudaría. ¿Había una tercera opción? Yang Cong no lo sabía. Tal vez la había, pero no podía verla, por lo que solo podía elegir una de dos acciones. Incluso si ninguna de las opciones era óptima, tenía que tomar una decisión. Por cada momento que dudaba, peor era la situación.
¡Después de ella!