—Lo siento, sin tu permiso...
Lu Tingxiao estaba a punto de disculparse por tomar una decisión sin su permiso.
Al momento siguiente, la niña miró fijamente el anillo en su dedo y brotó con emoción:
—¡Vaya! ¡Mi suerte es increíble! Después de una proposición nerviosa, me entero de que ya eres mi marido.
Lu Tingxiao sonrió. Esa chica siempre pensaba diferente a los demás.
—¡Casi me matas del susto! ¡Pensé que estabas casado con otra mujer! —Ning Xi hizo pucheros y se quejó.
Lu Tingxiao miró a la chica que tenía delante en silencio.
—¿Qué harías si estuviera casado con otra mujer?
Ning Xi levantó las cejas cuando escuchó la pregunta.
—¿Cómo es posible? Soy tan amable, linda y obediente. ¡Tienes que ser muy estúpido para casarte con otra persona!
Lu Tingxiao sonrió y se rio de verdad.
—Mmm, tienes razón, mi esposa.