El pequeño parecía haber notado que un extraño había invadido su mundo solitario. Su expresión inicialmente pegajosa cuando miraba a su madre cambió repentinamente. Su linda carita se congeló repentinamente y su mirada se dirigió bruscamente hacia la otra persona en el pabellón. Como una pequeña bestia que de repente reveló sus garras, aunque era joven y tierno, su vigor no era del todo débil.
¡Clunc, clunc! De repente, se oyó un sonido extraño, como un roce de metal. Una fila de robots apareció de repente dentro de la suite. Los cuerpos de los robots reflejaban un brillo frío, mientras que los orificios oscuros de los brazos metálicos apuntaban hacia el "invasor".
—¡Oh, Dios mío! ¿Cuándo trajo Tesorito estos juguetes? —Lu Jingli estaba tan asustado que casi huyó ignominiosamente. Rápidamente encontró algo que los bloqueara para evitar lesiones accidentales posteriores que lo llevarían a la muerte.