—Hah, es Lu Tingxiao, ¿verdad?
Ning Xi se puso rígida cuando lo escuchó decir el nombre de Lu Tingxiao.
—Si te atreves a hacerle algo, ¡no te dejaré ir!
—¿Entonces no te preocupa que pueda lastimarme?
—No lo hará.
Al menos, ella todavía tenía fe en Lu Tingxiao, pero no estaba tan segura acerca de este tipo con una mente retorcida. ¡Además, Lu Tingxiao ni siquiera sabía quién era!
—Tsk, qué persona de corazón frío...
Aunque el hombre sonaba casual, Ning Xi sabía que en realidad estaba enojado. Ning Xi se calmó un poco y luego dijo:
—En primer lugar, no tengo nada que ver contigo, y en segundo lugar, tampoco tengo nada que ver con Lu Tingxiao. ¡Ya dije que no estaré con cualquiera!
—Cariño, el punto es que estás enamorada de él.
—Yo…
Maldito sea ese bastardo. Estaba a cientos de millas de aquí, así que, ¿por qué sentía que lo sabía todo?
***
En el Palacio de Platino.