—Mmm...
Ning Xi instintivamente quiso escapar, pero él sujetaba sus manos, e inmovilizaba sus piernas con la ayuda de sus rodillas. Como si ella se lo pidiese.
¿Qué clase de situación extraña era esta? ¿Estaba ella en un sueño del cual aún no había despertado?
Fue sólo cuando Ning Xi casi ya no pudo respirar por la creciente falta de aire en sus pulmones, que Lu Tingxiao finalmente liberó sus labios; y volvió al cuello que había mordido un poco antes. Su lengua caliente limpiaba la herida, como queriendo aliviarla, e hizo que su cuerpo se estremezca.
Ning Xi lo llamó varias veces por su nombre, pero no reaccionó y siguió jugando con su cuerpo.
—Ey, Lu Tingxiao… Lu Tingxiao...
El hombre ahora mismo no era el caballero habitual, y tampoco tenía esa gentileza con la que ella estaba familiarizada. Esos dientes afilados, se deslizaron hacia abajo por su cuello hasta su clavícula, e incluso más abajo...
—No…¡No!