—¡Esto es increíble! —El Vicepresidente se sorprendió con el resultado. Aunque no era capaz de convertirse en un maestro de meka sobresaliente por su talento, había estudiado los fundamentos de la operación, por lo que sabía que lo que había sucedido era un milagro: enfrentarse a unosoponentes que les triplicaban en número, derrotar al equipo de batalla de veinticuatro hombres y no perder ni un solo miembro del equipo de siete hombres.
La mano derecha de Ling Xiao empezó a moverse. Dijo con una sonrisa: —Señor vicepresidente, esto no es nada. Ese equipo de siete hombres ha ganado esta batalla por su buena suerte. Si ocurriera de nuevo, el resultado sería muy diferente.
Al Vicepresidentele interesabalo que estaba escuchando. Rápidamente, preguntó por qué Ling Xiao habría hecho tal suposición.