Justin miró fijamente a Nora con la cabeza baja.
No había nada del comportamiento frío e insensible que solía tener. El traje bien confeccionado a medida realzaba su esbelta figura, haciéndole parecer alto e incorruptible.
Una luz tenue parpadeaba en sus ojos oscuros y profundos, e incluso el lunar en el rabillo del ojo parecía un poco más oscuro de lo habitual.
Parecía tener ganas de algo, pero también parecía nervioso.
Si Pete estuviera allí, habría descubierto que el tirano egocéntrico, que siempre había actuado con arbitrariedad, parecía en realidad algo nervioso en ese momento.
Los ojos de la mujer eran grandes y brillantes y no tenían nada de su habitual pereza al mirarle.
Su aparición hizo que su corazón se acelerara de repente. Por un momento, se hizo la ilusión de que accedería a todo lo que ella le pidiera, fuera lo que fuera.
Sus labios se separaron y salieron algunas palabras:
—Quiero tu...