Mientras Zaki esperaba a Hinari en el coche, sonó su teléfono. Lo levantó y cuando vio que era Sei que lo llamaba, suspiró profundamente antes de contestar.
—Hola.
—¿Y? ¿A dónde?
—Aún no me puedo decidir. No puedo llevarla a ningún sitio con mucha gente ya que aún se está recuperando y no puedo ponerla en peligro.
—No olvides que tú tampoco te has recuperado aún, Zaki.
—Ya lo sé.
—¿Qué hay de la playa? Mi esposa lo sugirió. Dijo que sería un buen lugar para calmarla y refrescarla.
Cuando Zaki escuchó la sugerencia de Sei, ni siquiera dudó y aceptó de inmediato.
—La playa... está bien entonces.
—Bien, estamos en camino ahora. Dejaremos al pequeño Shin en la escuela.
—¿Eh? ¡Espera! ¿tu vienes?