—¿Te das cuenta de que esos mismos monstruos a los que quieres salvar ya han matado a muchos inocentes? ¿Que probablemente intentarán matarte a la vista? —preguntó Fyrwal.
—Lo sé, mamá, pero ponte en su lugar. —respondió Faluel. —Esas personas han sido engañadas, experimentadas e indoctrinadas toda su vida. Quién sabe qué mentiras les dijo Glemos sobre el Consejo y aunque después de su muerte descubrieran la verdad, tienen todo el derecho a estar aterrorizados.
—Ellos saben que ninguna raza pierde tiempo en parlamentar con los miembros de una especie caída. Los matamos como si fueran plagas, sin hacer preguntas.
—¿Puedes culparnos? —Fyrwal inclinó sus cabezas. —Los monstruos son una plaga viviente. Devoran todo y a todos hasta que convierten incluso el suelo más fértil en una tierra estéril y luego pasan a la siguiente área.
—Se multiplican tan rápido que unos pocos días de vacilación pueden darles la oportunidad de duplicar sus números.