De regreso en la mansión de la familia Yong, Nari se había despertado debido a las interminables llamadas de su representante. Antes había rechazado responderle y optó por ignorarlo, pero dado que su llamada era persistente, decidió contestar.
—Mejor tengas una buena razón para llamarme a esta hora —gruñó ella.
—Necesitas ver las noticias rápidamente. Tiene que ver con Anna Sui —terminó Nari rápidamente la llamada y procedió a revisar las noticias como le había instruido su asistente.
—...No puede ser... —murmuró, llevándose la palma de la mano a los labios, sus manos vibraban mientras sostenía su teléfono. Su peor temor estaba volviendo para destruirla de nuevo.
Nari siempre había estado a la sombra de Anna. Nari sabía que no era tan bella como su ex amiga, tampoco tenía suerte en todas estas cosas, por eso había luchado tanto para asegurarse de que Anna no resurgiera nunca más.