Al oír incluso las armas de la Ciudad del Destino, se conmovió con esas palabras. También deseaba poner sus manos sobre las armas que usaban en la Ciudad del Destino. Eran una gran parte de la razón por la que podían exterminar a tantos de su gente. Si él tuviera esas armas, podría reforzar sus fuerzas en el otro continente para repeler a los vampiros.
—¿Cómo repartimos el botín entonces? —El rey dragónico decidió que valía la pena el riesgo si significaba conseguir algunas armas.