Después de cenar, Lu Xinyi le explicó a la señora Shen que no estaba embarazada y que solo había subido de peso. Suponía que era porque había pasado casi todo el tiempo en la cocina, cocinando para la familia, mientras que practicaba sus habilidades.
La señora Shen podía ver la lucha interna de Lu Xinyi. Incluso si el rostro de la joven mujer no parecía revelar ninguna de sus emociones, la señora Shen sabía que Lu Xinyi estaba triste porque no iba a poder darle un hijo a Shen Yi pronto.
La vieja señora se rió modestamente, antes de tomar las dos manos de Lu Xinyi con las suyas.
—Tranquilízate Xin'er. Entendemos que no estás lista para darnos pequeños nietitos. Siempre y cuando tú y Yi sean felices, voy a estar contenta de esperar por los pequeños hijitos de ustedes.
—Oh —Lu Xinyi sonrió y sintió que tenía las mejillas prendidas fuego. Gracias a dios la matriarca Shen no la iba a presionar para que quedara embarazada pronto.