De vuelta en la mansión de la familia Lawrence, Jeanne realizó otra llamada después de que Mónica colgara el teléfono.
—Qué sorpresa que me hayas llamado —una voz burlona y astuta sonó al otro extremo de la llamada.
—Quiero que vigiles a Thedus Locke y necesito algunas fotos de él —dijo Jeanne.
—De acuerdo —respondió la voz.
—Y quiero que aceleres el traslado a South Hampton.
—¿Qué tan rápido estamos hablando?
—Una semana.
—Me sobreestimaste.
—Acabo de recibir el cinco por ciento de acciones de la empresa de la familia Lawrence —Jeanne no estaba de humor para negociar.
—¡Genial! Buen trabajo —el hombre no fue tacaño con sus elogios.
—Mantente en contacto.
—Espera.
Antes de que Jeanne colgara el teléfono, el hombre la detuvo.
—¿Mhmm? —Jeanne tarareó.
—Escuché que conociste al Cuarto Maestro Swan durante el baile benéfico de anoche.
—¿Ya te enteraste? —Jeanne se burló.
—Aléjate de él —dijo el hombre seriamente.
—Lo sé.
—No es un buen hombre.
—Tampoco lo eres tú.