—Iré a buscarla por ti, o tal vez deberías usar los altavoces del barco ajaja. Estoy seguro de que no está lejos —rió Tang Chuan.
—Yu, ¿pasó algo? —Xiaowei se dio cuenta de la extraña expresión en el rostro de Su Yu.
Él levantó la mirada y con el rostro pálido dijo: —Él... volvió.
—¿Quién volvió?
El grupo estaba más confundido que nunca.
—Qin Chu volvió... —Su Yu juntó toda la fuerza que tenía en el cuerpo para decir esas palabras. Luego, sintió que se quedaba sin absolutamente nada de energía. Esas cuatro simples palabras habían dejado conmocionado al grupo entero.
Zhu Lingling y Gao Ran lucían asombrados, y los rostros de Wei Liao y Jiang Xiaowei se llenaron de desconcierto. Ni Yang y Chen Jie no dijeron nada, se miraron sorprendidos.
Tang Chuan, por otra parte, soltó su copa de vino. Estaba asombrado y pensaba que Su Yu les estaba jugando una broma.
—Yu, ¿estás bromeando? ¡Déjate de tonterías!
—Lo verán pronto, muchachos.