—¿Qué quieres ponerte? —le preguntó él, abriendo el armario que había llenado con la ropa más elegante (según las tendencias de internet).
Su armario no era pequeño, pero desde que se alejó de la capital —donde cada uno de su familia tenía una gran variedad de ropa actualizada según el estilista de la familia— su ropa se había limitado a un par de pares para cada ocasión.
Su armario había estado en gran parte vacío... hasta que llegó la chica.
Ella parpadeó y se acercó con curiosidad, y brilló al ver los vestidos. Tadeo observó su expresión mientras examinaba las opciones. Se dio cuenta de que le gustaban especialmente los que tenían un poco de brillo.
Ella no entendió lo que él intentaba preguntarle, así que solo observó sus preferencias. Pensó un momento antes de sacar la ropa cómoda de una pieza con brillo.