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Volaron felicitaciones de todos lados y él dio las gracias, aunque sus ojos siempre terminaban en la mujer que no estaba muy lejos.
Estaba sonriendo. Aunque llevaba una mascarilla puesta, él sabía que sonreía por la suavidad de su cuerpo y la curva de sus bonitos ojos.
El capitán siguió su mirada y sonrió con picardía. —¿No nos la vas a presentar?
Los hombres se sobresaltaron, girando sus cabezas en la misma dirección al mismo tiempo.
—¡Sí! ¡Sísísí!
—¡Preséntanosla!
—¡SÍ, QUEREMOS CONOCERLA!
Se armó bastante alboroto y eso hizo que el entrenador rugiera. —¡CÁLLENSE! Es vergonzoso. ¡Es como si nunca hubieran visto a una mujer!
Entonces se volvió a mirar a la chica, preocupado de que se asustara. —Ven aquí, nena, tu novio te está esperando.
Lo dijo con un tono de voz tan dulce que hizo que la mitad de su equipo se mareara de desorientación.
Naia no parecía encontrar nada extraño, sin embargo. Caminó hacia Leon y se puso a su lado, capturando la atención de todos.