Dan y Jika no podían creer la escena frente a ellos.
El tío de Jika, a quien ambos consideraban increíblemente fuerte, había sido asesinado con un solo golpe y sin ningún esfuerzo.
—Ahora que me ocupé de la basura, podéis comenzar a responder a mis preguntas, ¿verdad?
Yale habló sonriendo, pero eso no disminuyó la presión que Dan y Jika sentían de él.
Aunque Yale no tenía ninguna mala intención hacia ellos, solo la diferencia de fuerza era suficiente para ejercer mucha presión.
Además, les habían enseñado desde la infancia que la fuerza era igual al estatus y el estatus lo era todo, por lo que era difícil para ellos enfrentarse a alguien con un estatus más alto que ellos.
De hecho, fue un milagro que se atrevieran a desafiar las reglas para huir cuando Jika estaba a punto de convertirse en esclava.
Al ver que Jika y Dan no hablaban, Yale decidió comenzar a preguntar.