—Oh, se está derramando de tu pequeña boca.
Me agarró por el cuello y acercó mi cabeza a él. Sus labios se encontraron con los míos y abrí ligeramente mi boca. Podía escuchar el bajo ruido descuidado de nuestro húmedo y bestial beso.
—Mm…
—Puedo saborearme a mí mismo de tu boca —murmuró y me atrajo por el brazo—. Aunque su movimiento era rápido, también fue cuidadoso para no lastimarme.
Me hizo subir sobre él mientras él se sentaba en el sofá, devorándome con su mirada hambrienta.
—Haa, Dem…
Lo besé una vez más como si no pudiera evitar ceder a la tentación. Entre el beso, él agarró mis caderas y me arrastró hacia abajo.
—¿Ah?!
—Eh, mueve tus caderas —susurró, respirando pesadamente—.
Lamió mi pezón mientras yo movía mis caderas solo para bajarlas de nuevo. No pudo quitarse completamente el vestido, solo pudo liberar mis senos del escote. Más precisamente, estábamos siendo demasiado apresurados para quitarnos completamente el vestido.
—Ahh… ¡Ah! Dem… uhh!