—Personalmente, no me gusta el templo. Ellos simplemente juegan con la fe de las personas y utilizan el dinero que donan para sus propios propósitos egoístas —dijo Flint—. ¡Esos bastardos de apariencia pura!
—Me pondré a ello de inmediato, Su Alteza —dijo Rebeca.
—Se me olvidó mencionar, asegúrate de darme también una lista de los sacerdotes en formación. Quiero decir, cada pequeña cosa sobre el templo.
—Sí, lo haré.
—Entonces comienza de inmediato —dije—. Tres días, ¿recuerdas?
Rebeca se inclinó y se fue. —Y tú, Flint, necesito que prepares una poción muy fuerte para mí que quemará la piel de cualquiera si la toca. Y ninguna medicina podrá aliviar la quemadura. Entonces, eso significa que si se usa demasiado, posiblemente perderán esa parte de su cuerpo.
—Eso suena divertido. Comenzaré de inmediato. ¿Cuándo la necesitas?
—¿Cuánto tiempo te llevará? —pregunté.
—A lo sumo dos días. Es una poción muy dura, así que tengo que tomarlo con calma.