Después de que el Beta Milo de la manada Silverfur viniera a pedirle a Cornelia un baile —y ella lo rechazara—, el ánimo de James se volvió inestable mientras luchaba por controlar a su lobo que ansiaba violencia.
James estaba agarrando la cintura de Cornelia hasta el punto de hacerle daño, y ella vio que estaba a punto de perder el control.
Al principio, Cornelia quería regañarlo y decirle que dejara de ser irrazonable, pero un momento después, se dio cuenta de que James creció en un ambiente hostil que le enseñó que la gente era siniestra y siempre tramaba algo. En todo ese desorden, ella era su lugar de felicidad, y no podía soportar la posibilidad de perderla, incluso si solo era en su cabeza.
¿Cómo podría regañarlo por eso?
Cornelia quería consolarlo; asegurarle que todo estaría bien y que nadie podía llevársela, pero ¿cómo podía hacerlo con todo el público? Necesitaban abandonar esta fiesta y encontrar privacidad.