Los ojos de Gu Jingze brillaron....
——
Afuera.
Algunos guardias de seguridad se movilizaron para registrar todo el lugar, pero ni siquiera pudieron encontrar un pequeño diablillo.
—¿Adónde se fue corriendo? Ni siquiera puedes cuidar bien a un niño. Si él irrumpió en el pasillo y golpeó a los peces gordos dentro, ¡tú cargarás con las consecuencias! —gritó el jefe del equipo de seguridad.
—Lo perdimos de vista en el momento en que entró aquí. Me pregunto de quién será el hijo. ¿Serían feroces...
—Basta, nunca he oído que la Sra. Presidenta tenga un ahijado. Está claro que alguien le robó sus cosas. Eso es un ladrón. ¿Por qué te preocupas por un ladrón?
Todos escucharon y registraron el lugar a toda prisa. Se estaban preparando para tratar con él como lo harían con los ladrones una vez que lo atraparan.
Al final, no pudieron encontrarlo ni siquiera después de recorrer toda la zona.