Abigail se quedó dormida en el sofá, su mente llenándose de dulces sueños de un momento romántico con Cristóbal y sus planes para un futuro bebé. En su sueño, ella sonrojada y sonreía tímidamente mientras él la molestaba juguetonamente, creando un aura de calidez y amor.
Mientras sonreía en su sueño, sus labios se curvaban en realidad, el sueño y la realidad se fusionaban. No tenía idea de que Cristóbal había llegado y estaba de pie junto al sofá, observándola.
Cuando notó su sonrisa en sus sueños, su mente se llenó de amargura. La amargura nubló sus pensamientos al asumir que ella estaba soñando con Jasper, encendiendo una mueca en sus labios.
Un torrente de ira recorrió su cuerpo, instándole a sacudirla para despertarla y confrontarla sobre sus sueños. Sin embargo, un rayo de preocupación eclipsó brevemente su furia. Recordó el reciente susto de su ataque al corazón, dándose cuenta de que darle un shock podría poner en riesgo su salud.